jueves, 22 de mayo de 2025

Dios tiene tiempo para ti

 


A nivel de un trabajo interior, NADA ES DIFÍCIL. Quita de tu vocabulario la palabra “difícil” porque te bloqueará. De la mano de Dios todo lo podemos superar, Siendo conscientes podremos superar todo. Decir que “es muy difícil o difícil” es la excusa perfecta para no salir del acomodamiento, de la flojera interior para no cambiar aquello que te hace daño y hace daño a los demás, pero, si tienes esa disposición de querer SER -pues tu ser es hermoso desde el Origen al que pertenece: Dios-, entonces comenzarás un proceso firme, seguro, estable en donde tus emociones y lo primero que te venga a la mente no te dominará y comenzarás a vivir en paz y Dios y todos tus dones que ya tienes comenzarán a guiar tu vida por el camino del amor primero hacia ti y enseguida a esta creación tan necesitada. Ponte manos a la obra y confía en que Él, Dios siempre te ayudará. 

 


Hay situaciones complicadas, “difíciles” es decir que son todo un reto, pero acepta que ya estás equipado, equipada para superar cualquier cosa que venga en la vida. Ahora dependerá de tu actitud. Dependerá de que tú quieras levantarte, salir, liberarte, vivir en paz.

 

Sal de la trampa de poner la etiqueta de “No puedo, no se puede, es imposible, es muy difícil, es difícil” y entra en la libertad de decidir de la mano de Dios y comenzar a trabajar en ello. De ti depende.

 

 

Te has puesto a pensar ¿Qué pasa cuando resistes algo interno o externo? Se complica más, se enreda más. Tu percepción es la que está viendo “difícil” aquello. ¡¡Eres tú quien interpreta todo tanto en tu interior como en el exterior!! ¡DESPIERTA A LA SABIDURÍA!

 

Es verdad que todo puede pasar en un segundo, pero ¿Cómo te preparas interiormente para cualquier cosa? Se trata de tomarte de la Mano de Dios y comenzar tu trabajo interior que por cierto cuando lo haces diario, tu cerebro va haciendo surcos de pensamientos fuertes, llenos de serenidad aún en medio de la dificultad o reto sin perder el control sobre ti mismo/a.

 

Cuando estás calmado hay lucidez. Calmado no es ser lento sino serenarse, respirar, buscar soluciones sin permitir que tu mente te sabotee con pensamientos paralizantes y con miedo.  No te ancles en eso y empieza a desenredar, que por algún lado saldrá la solución.


 

En un incendio habrás de salir al aire libre para que el humo no te atrape; igualmente con lo interior: Hay pensamientos que lo arrasan todo quemándote por dentro, por eso habrás de salir de ahí, poniéndote en las Manos de Dios, en su Agua Fresca de su cuidado y amor. No permitas que tu mente agrave todo. Se héroe, heroína con Dios sin agrandar el problema sino afronta, supera, ve la roca y piensa: Voy a escalar, a pasar como pueda con Dios (aunque de pronto sientas el miedo) y así, inspirarás a otros, a otras, pues tú no eres los miedos ni esas sombras ni las inseguridades. Con Dios, eres luz.

 

 

La apertura es la única oportunidad para un verdadero cambio interior. Déjate guiar por su Amor, por su Luz. NO TE AFERRES A REACCIONAR SIEMPRE IGUAL Y QUE NO TE HA DADO BUEN RESULTADO.

 

En momentos dolorosos, desde Dios y la serenidad interior tratarás de no paralizarte. En la vida tenemos arañazos, pero hemos de seguir adelante con Dios conquistando cada instante sobre todo nuestro carácter, nuestras emociones con pensamientos grandes al estilo de Jesús pensando siempre en posibilidades que seguramente aparecerán, vendrán, SI ACEPTAS entregándote por sobre todo en las Manos de Dios.

 

En medio de lo que sucede necesitarás siempre paciencia, y buena voluntad, esa que si tú quieres puedes ir cultivando en los pequeños detalles en tu vida, día tras día. 

 

¿Sabes? La meditación no es algo teórico ni una comprensión intelectual, sino hablar de manera diferente, VER DESDE LA MIRADA DIVINA DE DIOS. No seas generador de incendios contra ti mismo/a. Deja que tú mismo/a, y Dios te motive.

 

Cualquier hábito lo puedes cambiar con paciencia, con tu solidez, paso a paso, sólo necesitas querer. Todos estamos en la escuela de vida y hay tanto qué aprender, qué transformar, y también hay tanto qué escribir hasta que no te duela más, pero puedes hacerlo todo más fácil viéndolo desde la sabiduría, desde la quietud, desde la Luz de Dios que te llena de calma y solución. ¡¡Ánimo siempre!!