¿QUIÉN ES
VIEJO? ¿QUIÉN NO ES VIEJO?
¿Quién es
viejo? ¿Quién no es viejo? ¿Quién está seguro de llegar a la noche?¿De qué va
la vida? ¿Qué es ser realmente sabio? ¿Quién lo es? o ¿Acaso hay distinción o
edad para ser lo que la sociedad llama: “viejo”? ¿Hay alguna edad para poder
ser feliz? ¿Qué etapa del ser humano es la mejor? ¿Hay alguna etapa que no lo
sea?
En estas
reflexiones, no utilizaremos los términos sociales o tradicionales que se usan
para referirse a una persona mayor en edad como “viejos”, “ancianos”,
“senectud”, decrepitud”, “senil” “tercera edad” etc., porque si los usáramos
aquí, tendríamos que hablar de niños, de jóvenes ancianos, de “gente madura de
30, 40 ó 50” pero que reflejan con su forma de ser, con su manera de mirar, de
hablar, de actuar, que son viejos, seniles, decrépitos en actitud y esto
llegaría como ofensa, ¿o no es verdad? La sociedad actual con todo y sus
adelantos lleva muchos centenares de años en decrepitud, y vamos a por más!!
Por ello, queremos hablar con profundo respeto del ser humano, de su proceso
biológico natural, pero sobre todo, de su interior en donde se decide casi todo
para poder ser feliz sea a la edad que sea.
Preguntémonos
y meditemos sobre: ¿Quién es niño? ¿Qué es la niñez? ¿Qué la define? Porque si
es la salud, podemos hablar de que hay millones de niños con enfermedades muy
tremendas, incurables y dolorosas; niños que ya no quieren vivir, que se han
suicidado, niños con arrugas en el corazón que los lleva a cortarse, a auto
agredirse de una y mil formas y que la muerte se sigue haciendo presente de
muchas maneras en ellos. Muchos están en psiquiátricos y muchos no llegan ni a
14 años.
Y
¿Quién es preadolescente? El que adolece de seguridad en sí mismo/a, pero hay
muchos jóvenes y adultos, incluso adultos mayores que por heridas de la
infancia no sanada, por no saber ni quiénes son, viven adoleciendo, careciendo
de muchas cosas y que se dejan llevar de su gran, pero gran inestabilidad
interior y ¡¡¡Ya son padres de familia, o tienen cargos importantes en la
sociedad!!!
¿Quién
es joven? ¿El que corre más, el que más ligues tiene? ¿El que no tiene arrugas?
Hay muchos jóvenes con arrugas no sólo físicas, sino interiores, con muchos
traumas sexuales por abusos de la infancia. Hay muchos jóvenes que no se pueden
mover por una gran artrosis o artritis, o enfermedades paralizantes
autoinmunes, jóvenes que viven en gran desaliento, entre mucha ansiedad,
angustia, y mucha pero mucha depresión. Hay muchos jóvenes que tienen diabetes,
Alzheimer.
Y
¿Quién es adulto? El que ya llegó a la edad de ¿casarse? ¿Quién ya es “maduro”?
Porque si alguien decide quedarse soltero/a, habrá muchos gritos no en el
cielo, sino en sus ambientes. Se puede llegar a los 30, 40, 50, 60, 70, 80, 90
y más, siendo un gran inmaduro, y estar muy enfermos incluso sin haber llegado
a los 50.
Muchos
y muchas, van por esta vida sin tener idea para qué vivir. ¿Acaso adulto es
tener derecho de matar, de decidir quién vive y quién no? Actualmente hay
muchos niños pequeños que matan a personas….entonces ¿ya son adultos por ello?
Veamos cómo nuestros conceptos en todos los ámbitos, pero en todos, habríamos
de revisarlos, de adecuarlos más a la experiencia que a definiciones que se han
ido haciendo sin pensar verdaderamente y que hoy podrían ser hasta obsoletas.
¿Quién
es viejo o anciano? El que usa bastón o silla de ruedas? Porque hay jóvenes que
los usan. ¿O es el que no puede contener sus esfínteres? Hay muchos y muchas de
40 y más que no pueden contener sus esfínteres. Visto desde la experiencia,
desde la espiritualidad inherente al ser, visto desde una meditación honda,
podríamos decir que un viejo anciano, puede ser un niño y que un adulto, no es
para nada maduro, y que un joven o preadolescente, incluso niño puede ser muy,
pero muy viejo.
Hay
quien dice que la vejez es una etapa de vida que comienza a los 50, otros que a
los 60 años y es considerada la última etapa de vida y forma parte del
envejecimiento, pero no olvidemos que muchos y muchas mueren muy sanos aunque
parezca paradójico.
Todos
nos vamos a morir y no por eso somos viejos. La muerte es parte de haber
nacido. Mucho tendrá que ver la muerte, sobre todo, la muerte óntica, la muerte
del ser, con la vida que hemos llevado, las heridas no sanadas.
Miremos a
nuestra sociedad mundial, tan llena de tecnología: tenemos poco contacto o casi
nada con nuestro ser, vivimos poco conscientes de lo esencial en la vida.
Confundimos conceptos que en la práctica quedan lejos de la realidad. Hoy
hablaremos sobre ¿Quién es realmente viejo? Y ¿Quién no es viejo? Como dicen,
diremos: “Todo depende del color con que se mire, o mejor, todo dependerá de la
experiencia de sabiduría, del trabajar interior, que un ser humano tenga en el
trayecto de su vida.
Se piensa
que “lo viejo” no sirve y si son personas, con más razón, por eso se les deshecha
y a cambio, se idolatra la etapa de la juventud, pero cuidado, porque esto
puede tener un trasfondo político económico muy avaricioso. El antropólogo
Jared Diamond dice que el último valor característicamente estadounidense y
México y mundialmente no estamos fuera de ello, y que genera prejuicios contra
los mayores es el culto a la juventud. Es
cierto dice, que este mundo moderno de rápidos cambios tecnológicos y
competitividad, otorga ventaja a la juventud recientemente educada con una
visión muy superficial de lo que es realmente la vida, que posee velocidad,
resistencia, fuerza, agilidad y reflejos rápidos. Sin embargo, el culto a la
juventud se extiende a otras esferas gravemente injustas. Miremos los anuncios
de refrescos, cerveza y coches siempre cuentan con modelos jóvenes, si bien la
gente mayor en edad, consumen todos esos productos. Sin embargo, las imágenes
de personas mayores se utilizan para vender pañales para adultos, medicamentos
contra la artritis y planes de jubilación y que muchos de estos planes no son
ya tan fiables.
No es de
asunto grave que no se contraten a modelos de 70 años para vender refrescos,
pero sí que los aspirantes a un puesto de trabajo sean ignorados continuamente
para las entrevistas, y que los pacientes de más edad no tengan tanta prioridad
en la atención médica. La visión negativa de la edad no sólo es cosa de los
jóvenes.
Mundialmente,
excepto en poquísimos países, se cree que los ancianos son aburridos,
retrógrados, dependientes, aislados, solitarios, estrechos de miras, ignorados,
anticuados, pasivos, pobres, sedentarios, sexualmente inactivos, enfermos,
distraídos... y que pasan gran parte del día durmiendo, sentados, sin hacer
nada o recordando con nostalgia el pasado. Y lo peor, es que esas ideas son compartidas
por igual por los mismos ancianos y los mismos jóvenes. Pero veamos cómo TODO está en nuestra
mente, en la falta de sabiduría, en la necedad mental, en no querer sanar el
propio interior y vivir sin saber para qué estamos aquí.
En fin,
que dejando todo ello en el amor incondicional, ahora mismo pensemos que, qué
maravilloso sería en cambio, pensar en una edad avanzada y que esta edad, está en su mejor
punto, porque desde la juventud quisimos despertar a una vida interior intensa,
en donde fuimos valorando poco a poco quiénes somos realmente y para qué
estamos aquí. Entonces, se llega a vivir en sabiduría, desde donde nada logra
turbarnos ni alterar la calma de nuestra comprensión del universo, de la vida,
de todo y que se basa en la ausencia de deseo.
El
que
nada desea nada necesita, nada le ata ni le condiciona. Si no deseas, si
decides no seguir apegado, agarrado, agarrada a nada, no tienes
ataduras con el mundo y la llamada vejez, se convierte en herramienta
para ser
cada vez más compasivos y misericordiosos. Una cosa pues será estar
enfermos,
con dolores, achaques y que todos en cualquier edad podemos estarlo, y
otra
será que mentalmente nos digamos que ya no servimos para nada, (esto lo
dicen
niños y jóvenes), que ya estamos viejos, diciéndolo desde una forma muy
despectiva nosotros mismos.
Estar
sanos no quiere decir, no tener ningún dolor o ninguna enfermedad. Estar sanos
es ser plenos interiormente a pesar del dolor físico.
Todo lo
que resistimos, lo convertimos en enemigo y así nace el sufrimiento. El dolor sea físico o moral, si lo
resistimos nos altera porque deseamos evitarle a toda costa, bien para nosotros o bien para
los demás, sin embargo, nos obliga a movernos para hacer lo que necesitemos
hacer, y/o deseamos “hacer”. Esa necesidad de hacer es motivada y generada por
el deseo de alterar el curso de los acontecimientos; nos implicamos, nos
“alteramos”, perdemos el equilibrio de la inacción, de la falta de voluntad de
cambiar. Nos olvidamos de ser solidarios con tanto ser vivo que sufre incluyendo los animalitos.
Porfa.... ¡¡Despierta!!
Llegar a
una edad avanzada, para unos (y me incluyo) será todo un honor, una experiencia
que no todos podrán vivirla y si no hubo preparación en el ser de cada persona,
se vivirá como un drama. Se vivirá desde el terror a morir y más si toda la
vida se tuvo en la consciencia a un Dios castigador. Esto, ¡¡¡Ha destrozado vidas!!! Pero punto y
aparte….
Eso que
llamamos “envejecer” es parte natural de la vida. Es una transición que necesitamos
aceptar con resiliencia y paz y entender que todo lo que nos ocurre significa
un aprendizaje. "Envejecer" no es una enfermedad ¡Despertemos!: "Envejecer", es
experiencia pura, de fortaleza y saber vivir; es triunfo sobre todo tipo de
vicisitudes y desilusiones, pruebas y enfermedades. Y es que los seres humanos
somos como el vino, algunos se convierten en vinagre, pero los mejores, mejoran
con la edad. Y eso sí: hemos de estar atentos/as, siempre abiertos/as sobre
todo en la edad adulta, a no pretender enjuiciar el hoy, con el criterio del
ayer.
Hemos de resetearnos, de re inventarnos, de recrearnos, de actualizarnos, de mirar con ojos compasivos,
misericordiosos. La vida no va de: “¡¡¡Comamos y bebamos que mañana
moriremos!!!” La vida va de amar a manos llenas comenzando por nosotros mismos.
¿Sabes? La
edad avanzada, cuando se ha vivido desde la
sabiduría, trabajando en la docilidad, en la apertura, en la humildad,
en la sencillez, en la alegría verdadera que es esa actitud llena de
Jesús en el corazón y de solidaridad con los que padecen tanto, nunca
consintiendo la
necedad propia, conduce a una tranquilidad “indiferente” que asegura la
paz
interior y exterior, es decir, se sabe cuando soltar algo que perturba,
cuándo
simplemente fluir.
Somos
seres sin edad en el interior, porque nuestro SER no es del tiempo. ¡¡Es
eterno!! Sin embargo, en nuestro físico, habrá desgaste y deterioro
dependiendo
de cómo nos alimentamos, y qué bebemos, si nos procuramos alternativas
naturales, y realizamos la meditación y el ejercicio moderado
diariamente.
Llegar a
más edad, está bien. Así como tenemos la experiencia ahora de que Él, Dios
Amoroso nunca nos ha dejado, y que siempre ha estado ahí en nuestro templo
interior, así estará hasta el último instante de nuestra vida terrena, para
abrazarnos y amarnos sin fin. Aceptar que la vida es cambiante y que la
juventud es solo un momento fugaz de nuestras vidas nos hace apreciar todo aún
más. Es por eso que todas las etapas biológicas de nuestra vida como humanos, van
siempre de la mano.
Cuando nosotras
aconsejamos a las personas a escribir su historia doliente y hasta cosas
insignificantes pero que han quedado marcadas a fuego en el interior, como que
no creen que eso ayudará a comenzar a crecer, a tener otra visión de todo, pero
escribir es baño potente para echar fuera mucho mal olor, mucha podredumbre interior. No
temas a estar cara a cara contigo mismo/a.
La edad avanzada, nos prepara para la "Nada amorosa eterna", para
nuestro
verdadero destino que ya vivimos hoy, aquí y ahora que es: SER AMOR.
VIVIR EN ÉL, SER EN ÉL, EXISTIR EN ÉL. Cuando hablamos de esa "Nada
amorosa eterna" hablamos de vivir en esa dimensión eterna del Amor de
Dios.
Al final
de la vida terrena, si hemos educado nuestro interior, si hemos permitido que
la sabiduría sea nuestra guía, nuestra esencia, ese frente a frente con lo que
venga en edades ya muy mayores, nos hará aún más fuertes, más hermosos. No
importa cuántas arrugas o dolores tengamos. Importará siempre SER SOLIDARIOS.
Unirnos a esta creación que sufre tanto, pero tanto!!!
¿Sabes? Muchos
niños, muchos jóvenes y muchos adultos hoy en día, viven hondamente tristes por
una y miles de razones es decir, que esas emociones y sentimientos de agobio,
de que pesa la vida, de que pasan muchas cosas muy dolorosas a cada ser humano,
sentir ansiedad, miedo, muertes (ausencia de seres queridos) angustia,
depresión, desaliento. Todo esto no es nada más para quienes tienen 95 años. Y
si esa persona de 65, 87 ó 90 ha decidido mucho antes vivir en sabiduría,
seguramente todo esto no le hace casi mella, porque ya sabe que lo único
importante en la vida es saber cuidarse a nivel físico y del SER. SABE DE LA IMPORTANCIA DE SER SIEMPRE SOLIDARIOS!!! Simplemente SER, siempre solidarizándose.
¡¡He aquí el secreto de ser feliz a cualquier edad!!
Cabrá
decir también que comprendemos que hay muchísimos ancianos, personas mayores,
no amadas ni por sí mismas, ni por sus hijos o familiares o sociedad y muchas
otras no tienen lo que un ser humano necesita para vivir dignamente, y aquí no
podríamos hablar de personas realizadas, felices, aunque lo tuvieran todo, pues
conocemos personas con medios económicos muy buenos pero que se sumen en
depresiones por sus propios pensamientos tan derrotistas, tan negativos y
que no quieren entrar en ese proceso de sanación interior. ¡¡¡¡Son tantas
cosas!!!
Albert
Schweitzer Filósofo, Premio Nobel de la Paz, decía que una persona mayor, es
sabia porque conoce la relatividad de las cosas y es que si aprovechamos cada
experiencia de la vida, si trabajamos nuestro propio interior, si hemos ido
asumiendo y aceptando historias dolientes, entramos en esa dimensión de la
sabia madurez en donde se tiene una mirada diferente, en donde se tiene respeto
por todo, en donde se valoran las cosas, las personas, los animales, las
plantas, la naturaleza, visión con cierta relatividad, y esto, nos hace ser
hasta cierto punto independientes de las dependencias, exageraciones, dramas y
apegos. Por ello necesitamos trabajar a cada instante de nuestra vida el
desapego, dejar de pretender ser “dioses” de los demás. “Donde está tu corazón,
está tu tesoro” Mateo 6,21
Podemos
decir que no todas las personas mayores son sabias, por lo que también cabría
decir que no todas las personas sabias son personas mayores. La sabiduría no
es, por tanto, un privilegio exclusivo de la edad adulta. Pero para comprender
todo esto, necesitamos asumir y conocer, ¿Quiénes somos? ¿Qué somos? Y la
respuesta es muy simple: Somos espíritus encarnados. Somos varias dimensiones:
tenemos un cuerpo que vemos y que morirá algún día, y un SER (lo que somos) que
no vemos y que es eterno.
Ese libro
lleno de Sabiduría y de experiencia en mucho dolor, que llamamos Sagrada
Escritura, nos dice en 2ª Corintios 5,11 que: “Nosotros somos como una casa
terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta
tienda se desmorona, Dios nos tiene preparada en el cielo una "casa eterna", que
no ha sido hecha por manos humanas”, es decir, que nuestro cuerpo es por así
decirlo, una tienda de campaña, que un día terminará, pero en el cielo es decir
en nuestro interior, en nuestro ser, en nuestra alma, somos una casa permanente,
eterna, construida por Dios y no por seres humanos.
Hoy podríamos decir también
que esta morada interior, este templo maravilloso que somos, ese hogar
inigualable, hemos de vaciarlo de tanta cosa que nos divide interiormente y que
no nos deja experimentar la felicidad de la “Nada”, del desapego, de la que
habla Juan de la Cruz, gran místico del siglo XV. Pero ¿Quién quiere comenzar a
trabajar su interior? ¿Tú, que lees?.......
Despertemos y démonos cuenta que la felicidad, no está en este o
en este otro lugar, ni en alguna edad específica del ser humano. La felicidad
es mi más hermosa actitud ante todo, es amarme sin condiciones para poder amar
sin condiciones y nadie puede activar esa actitud que ya tengo pero que, o
ignoraba que la tenía o la había olvidado, Nadie puede vivir mi vida más que yo, de la mano de ese Dios que
siempre, pero siempre es fiel. Este viaje, en realidad lo hacemos “solos” con
nosotros mismos y con Dios. Viaje que está al alcance de todos, sin importar la
edad.
Imaginemos por un instante: ¡¡Cómo sería hoy nuestra sociedad si
desde pequeñitos hubiésemos ido a una escuela de sabiduría para formar y forjar
nuestro propio ser, y la capacidad pensante o lóbulo prefrontal de nuestro
maravilloso cerebro!!....
Aristóteles
sostiene que el hombre sabio es el que accede a un profundo conocimiento de sí
mismo que le permite desplegar la virtud a pesar de las emociones y pasiones
que necesitan ser reorientadas en un sentido positivo y productivo para el bien
personal y social.
Y es que quien trabaja su interior, “desata el cielo”,
porque se vive en el hoy, en el aquí y en el ahora, sin cargas del pasado ni
del futuro; se vive desde la intención pura, recta, bien intencionada; se vive
desde la paz, desde la bondad, desde la docilidad a todo lo que nos construya y
construya, vida llena de compasión, buenos frutos, imparcial y siempre honesta,
y sincera, asumiendo, aceptando desde la sabiduría, es decir, desde ese saber
que no podemos cambiar a nadie, ni cómo están decidiendo vivir su vida los
demás aún cuando esto esté causando tanto dolor y deterioro a esta creación.
Actualmente hay muchísimas personas sabias trabajando para que esta sociedad
sea mejor, menos superficial, más sencilla, más respetuosa con la vida.
Pero
bueno, preguntémonos ahora mismo: ¿Alguna vez usas frases como, “eres como
fulanito/a” o “Por qué no puedes ser como…” o “Cuando yo tenía tu edad…” “Mis
tiempos fueron mejores”, etc,.. ¿Sabes? En todo ello está hablando nuestro
interior herido y no sanado. Cuando hacemos esto, estamos pidiendo una pelea a
gritos con esa o esas personas y esto no es nada sabio. O como cuando decimos:
“Todo es culpa suya”, “Deberías avergonzarte”, “Siempre” o “Nunca”, “Debes
hacerlo…” o “No deberías…”
Tú que lees, acaso te
has sorprendido diciéndote: “Por qué me tuvo qué pasar esto a mi” “Por qué no
hice las cosas de forma diferente”, “Y si esto….y si lo otro”, “No quiero que
mi ser querido muera”…., los papeles de víctima y las resistencias lo que hacen
es amargarnos más el interior y la vida de quienes nos rodean. Todo esto son
pensamientos, frases inútiles usadas a todas las edades unas más otras menos.
El libro
del Eclesiastés 7,10 dice: Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue
mejor. No es de sabios hacer tales preguntas. Y nosotras te decimos: sí es de
sabios escribir las veces que haga falta a manera de “baño o ducha” espiritual
una y mil veces todo aquello que quizá desde el vientre materno nos ha podido
herir y nos ha herido. Hablarnos con mucha ternura, ir describiendo todo cómo
sucedió en Presencia de nuestro Dios amoroso. Eso hace un hombre sabio, una
mujer sabia, seres humanos LIBRES DE APEGOS, DE HISTORIAS DOLOROSAS!!!
El
secreto de la sabiduría es hacer todos los cambios que necesitemos realizar en
nuestro proceso de vivir y saber pasar por alto muchas cosas, porque si aún hay
ira, resentimiento, rencor, odio, desencanto de la vida, amargura, ansiedad,
angustia, tristeza crónica y más, es que NECESITAMOS DESPERTAR!!
Necesitamos
querer aprender a "dejar pasar", "soltar", "fluir" y poner todo en las Manos de Dios que no quiere
nuestro mal, ¡Al contrario! pero que sí nos respeta a la hora de pensar, de mirar, de hablar,
de obrar.
Muchas
cosas casi todas simplemente no valen la pena como para
ponernos furiosos, enojados, iracundos. Nada vale más que tu hígado, que
tu
páncreas, que tu corazón, que tu paz interior. Nunca nos durmamos sin
antes reconciliarnos con nosotros mismos, con quienes nos rodean, con la
vida, con todo, pues nadie estamos seguros de despertar.
Si
quieres ser sabio en tus relaciones, no te enfades ni te dejes enrolar por la
ira de los demás. “El sabio domina su enojo; el tonto no controla su
impulsividad” nos dice el libro de Proverbios 14,29
En
los Evangelios leemos que Jesús, iba creciendo en sabiduría y Gracia. Jesús de
Nazaret nuestro Amado Divino, pasó por todas las etapas de crecimiento que pasa
cualquier ser humano. Jesús para ser un verdadero ser humano, necesitó abrirse a
la Sabiduría de su Padre Dios que nada tiene que ver con castigos ni premios,
sino con amor siempre incondicional, y seguramente Jesús, en donde veía y vivía
a diario esa sabiduría, era con su Madre, María y su padre José.
Hoy
aquí y ahora y desde siempre, nuestros niños viven las heridas de sus padres,
de sus abuelos, de sus ancestros; de tanta falta de vida saludable en todos los
aspectos, de tanta falta de vida interior que precisamente, no son rezos, sino SER
CONSCIENTES de quiénes somos y para qué estamos aquí.
Nadie
nacemos sabios ni conscientes, pero sí abiertos y listos para aprender a SER.
Pero ¿Quiénes son nuestros maestros? ¡¡A veces horroriza pensar en ello!! Sin
embargo, Dios no nos deja nunca sin ayuda y para ello nos dio la vida de Jesús,
la vida de Ghandi, de muchos otros y otras, la vida de María de Nazaret y de
tantas mujeres que son sabias.
Pablo de
Tarso en Efesios 5,15 dice: “Cuiden de su manera de vivir. No vivan como necios,
sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque en este
tiempo, es necesaria la sabiduría”. Y el libro de Proverbios nos dice: “No
abandones nunca a la Sabiduría, y ella te protegerá; ámala, y ella te cuidará.
La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!
Por sobre
todas las cosas, adquiere discernimiento. Más vale adquirir sabiduría que oro;
más vale adquirir inteligencia que plata. La Sabiduría se adquiere con la
actitud correcta. Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los
que la retienen! Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable
se le puede comparar!
El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está
con quienes oyen consejos. Escucha el consejo y acepta la corrección, y
llegarás a ser sabio.
La
Sabiduría, nos ayudará a dar buen testimonio. El que adquiere cordura, a sí
mismo se ama, y el que retiene el discernimiento prospera. El que refrena su
lengua protege su vida, pero el ligero de labios provoca su ruina”. “Así que,
su conversación sea siempre amena y de buen gusto, siempre respetuosa. Así
sabrán cómo responder a cada uno” nos dirá Pablo de Tarso en Colosenses 4,5.
El
salmista en el salmo 111 nos dice: El principio de la sabiduría es el temor del
Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza
permanece para siempre! Y “Temer”, es decir: AMAR PROFUNDAMENTE A DIOS Y A SU
CREACIÓN, trae dicha y paz a nuestras vidas.
La
vida no se trata de temer ni a
Dios ni a nadie. Más bien, hemos de temer herir a los demás, a los
animalitos, a la creación entera, a nosotros mismos. Nuestra relación
con Dios ha de basarse más bien en una
INMENSA CONFIANZA porque sabemos que Él nos ha creado por amor, nos ha
amado
primero.
Dios no nos manda ninguna enfermedad, ni las guerras, ni el hambre.
Comemos mal y eso nos va enfermando, y pensamos inadecuadamente desde la
avaricia y soberbia y eso nos tiene como nos tiene a nivel mundial.
Dios es
AMOR INCONDICIONAL, nos quiere libres, felices, pero y ¿Nosotros? ¿Nosotras?
¿Queremos trabajar interiormente con actitudes hermosas, sabias, escribiendo siempre
heridas no resueltas, entregándoselas a ese Dios amoroso que llamamos Padre?
¿Estamos decididos a no poner más pretextos para ser feliz este tiempo que
tenemos de vida? ¿Estamos resueltos a no echarle la culpa a nadie porque
sabemos que las culpas no existen sino que todo ha sido por alguna causa? Sí, todo ha sido por alguna causa. Si supiéramos comprender, no haría falta perdonar y viviríamos en la paz.
¿Estamos convencidas/os de que no es necesario, no es sabio pelear con quienes
no creen lo mismo que creemos ni piensan en lo mismo que pensamos? No olvidemos
lo que dice el libro de Proverbios: Con el orgullo viene el oprobio; con la
humildad, la sabiduría. Al necio no le complace el discernimiento; tan solo
hace alarde de su propia opinión. El corazón sabio es dócil, pero el necio y
rezongón va camino al desastre.
El
salmista en el salmo 90 pide al Señor: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para
que nuestro corazón adquiera sabiduría”. En Isaías 55 el Señor mismo nos dice:
“Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos”.
Así
que, no se llega a ser sabios por la edad. Hay jóvenes que piensan sabiamente
(pocos), hay gente entre 40 y 60 que también piensan sabiamente, (pocos pero
los hay); en realidad lo que queremos decir es que no podemos etiquetar la edad
humana así nada más porque sí. Hablamos así porque prácticamente nadie fuimos a
una escuela de sabiduría en donde en realidad se nos enseñara a SER.
Así que,
hablemos más bien de ACTITUD interior, independientemente de la edad. Muchos
niños, preadolescentes, jóvenes, gente adulta, gente mayor es vieja no por su
edad, no por sus enfermedades, sino por su ACTITUD. Y es que no aprendimos a
ser resilientes, a ser valientes y humildes. Pero ¡¡Despierta!! Hoy, aquí y
ahora, puedes comenzar a vivir desde tu ser, desde ese amor incondicional por
ti mismo/a, por esta creación tan necesitada de ser cuidada, acogida,
respetada, amada. ¡Ya no resistas más nada! La vida plena se trata de no
resistir a nada, de no renegar o de no negar nada de lo que ha acontecido u
ocurre, y que nos duele o nos ha dolido, sino de aceptar con gran espíritu de
la mano de nuestro Dios amoroso, cada etapa de la vida, venga lo que venga. ¡Amén!