Sabías que ¿al aprender a tocar el piano y usar las dos manos para ello, las cuales tocan diferentes ritmos al mismo tiempo se ejercita la corteza motora primaria? Tocar el piano implica leer dos líneas de música cada una con su clave. Se ejercita la corteza visual y el lóbulo occipital. Quien toca el piano escucha las notas que está tocando y se hace, se ajusta a ellas, por lo que se ejercita la corteza auditiva y el lóbulo temporal. Al usar los dedos de la mano se ejercitan la corteza motora primaria, la corteza prefrontal y el cerebelo. Los químicos cerebrales se equilibran por ende la depresión se difumina y la ansiedad desaparece. Se incrementa la productividad y la capacidad de aquietar la mente pudiendo concentrarse, recrearse, adaptarse, liberarse. Mejora la postura corporal en general y al ir viendo paso a paso cómo se va mejorando en el aprendizaje, se crea el hábito maravilloso de la paciencia, de la constancia, de la obstinada y sana perseverancia en todo aquello que nos hace mejores seres humanos.
Se han hecho experimentos con animales que escuchando buena música, por ejemplo música de Bach, de Beethoven, de Vivaldi, etc.,música instrumental, producen una calidad de leche que si no tuvieran nada. Ahora pensemos en nosotros los humanos si permitimos que la música con la que más nos vayamos identificando, pero que sea música "alta" como realmente tendríamos que llamarle, fuera tocando las fibras de nuestro corazón.
Como dice Juan Sebastian Bach por ejemplo, nos llevaría a orar que es como afinar la sensibilidad del ser con el diapasón, con el arpa, con las claves del corazón de Dios. Lo más importante es escuchar el sonido de Dios para poner nuestro corazón en sintonía con Él. Dejar a Dios, a la Vida, al Amor, a la Naturaleza, al Universo, al Silencio, que suenen dentro de nosotros, haciendo vibrar las fibras más íntimas de nuestra sensibilidad hasta convertirnos en seres humanos realmente nobles, humildes, sencillos, abiertos, libres de tanto egoísmo, ser música que otros puedan disfrutar.
Para Gottfried Lau (neurocientífico) no existe otro arte que involucre tanta actividad cerebral como el tocar un instrumento musical, y no estamos hablando de niños prodigio. La pregunta que necesitamos hacernos entonces es más bien qué áreas del cerebro no están activas al ejecutar un instrumento. Se ha descubierto que algunas de las zonas más desarrolladas en el cerebro de los músicos son: el cerebelo, encargado de los movimientos de las fibras musculares de todo el cuerpo, el cuerpo calloso, que conecta ambos hemisferios y la cisura central, que se cree establece la dominancia de la mano hábil en toda persona. En el caso de los pianistas o personas que tocan el piano, los neurocientíficos han demostrado que sus cerebros son los que presentan las mayores modificaciones fuera de la media. Esto resulta casi evidente pues el piano es el instrumento por excelencia en cuanto a demanda de habilidades: los pianistas han de leer notas, sentir las teclas, mover los dedos y las manos a lo largo de 88 notas posibles y oír lo que se toca y todo esto, al mismo tiempo.
Las personas que estudian y tocan el piano, presentan un cuerpo calloso más desarrollado pues necesitan coordinar los movimientos de las manos izquierda y derecha al mismo tiempo y conectar la parte creativa del hemisferio derecho con la matemática del izquierdo para controlar los tiempos. Además dado que requieren que ambas manos sean igualmente activas los pianistas tienen que superar una cualidad innata para casi todas las personas: el ser diestros o zurdos. Se sabe que en la mayoría de las personas la profundidad de la cisura central o cisura de Rolando es mayor en uno de los dos hemisferios, ya sea el derecho o en el izquierdo, lo cual determina cuál será la mano dominante en esa persona. Pero al escanear el cerebro de los pianistas, los científicos encontraron algo diferente: ellos tenían efectivamente surcos centrales muchísimo más simétricos que cualquier otra persona —a pesar de que hayan nacido diestros o zurdos, en sus cerebros esto era apenas perceptible. Dado que pese a ello los pianistas aún poseen una mano dominante, los investigadores especulan que esa simetría en la profundidad no es natural sino el resultado de que estos músicos son capaces de fortalecer su lado más débil hasta hacerlo coincidir aproximadamente con el lado dominante.
Estos científicos sostienen además que la disciplina y la práctica son las que fortalecen ciertos circuitos cerebrales y con ello sus funciones permitiendo así aplicar la atención y fuerza en otras actividades. El Dr. Timo Krings realizó una investigación en la que escaneó los cerebros de los pianistas mientras ejecutaban un solo y encontró que éstos bombeaban menos sangre que las personas promedio en la región del cerebro asociada con la motricidad fina. Este cambio en el flujo sanguíneo implica que dicha zona requiere menor energía para realizar su funcionamiento normal lo que les permite liberarse de la tarea que están ejecutando para concentrar su atención en otros aspectos que lo son totalmente únicos, como su propia y personalísima forma de interpretar cada melodía o cuando viven cada momento su vida. Si bien estos cambios en el flujo sanguíneo se dan en cualquiera que domine una habilidad, en los pianistas ésta eficiencia de su cerebro se desarrolla a través de modificaciones en el surco central y algunas alteraciones en las funciones del lóbulo frontal.
Esto es algo realmente impresionante puesto que el lóbulo frontal es el responsable de integrar la información proveniente del exterior junto con la toma de decisiones. Este sector del cerebro tiene un papel esencial en la resolución de problemas, en el lenguaje, la espontaneidad, la toma de decisiones y el comportamiento social. Otro estudio demostró que cuando los pianistas experimentados tocan, se apaga literalmente la parte de su cerebro asociada a dar respuestas estereotipadas, lo cual explicaría el por qué cada pianista profesional desarrolla un estilo de interpretación que le es propio, incluso influyendo también en la manera de interpretar la propia vida. Es verdad que el cerebro posee una gran capacidad de adaptación y que mantiene además su plasticidad a lo largo de la vida de una persona pero para que esto suceda tiene que enfrentarse constantemente al desafío de aprender cosas nuevas; más aún si la actividad a aprender es tocar un instrumento y aún más si se trata del piano. En un entorno adecuado y con la práctica suficiente, cualquier persona puede llegar a convertirse en un músico excelente.
Al igual que lo que sucede con las letras de un libro, cuando las notas que aparecen en una partitura y necesitan ser leídas e interpretadas correctamente para que el texto o la melodía adquieran sentido. Por eso al leer una partitura estás entrenando tu capacidad de lectura al mismo tiempo. Diversos estudios han demostrado que tanto niños como personas adultas que han sido enseñados a leer música, desarrollan mayores capacidades para el aprendizaje de idiomas extranjeros, y esto es porque a nivel cerebral la actividad de leer partituras y “traducirlas” a movimientos sincronizados con las manos tiene muchos puntos en común con el aprendizaje de un idioma nuevo. Así que mejora tus habilidades de lenguaje.
La música es esencialmente ritmo. Leer y ejecutar notas, ritmos y compases conlleva una ejercitación de tu cerebro completa y maravillosa. Incrementa tu auto estima y la auto confianza. Estimula el logro de objetivos. Ayuda a vencer los miedos. Mejora las habilidades sociales. Desarrolla la creatividad. Se adquiere un conocimiento mayor interior. Desarrolla la capacidad de expresarse y la autenticidad de ser uno mismo. Enseña el valor y la recompensa de la dedicación, pues hacer música, estar en la música es la mayor recompensa para quien está estudiando ya que sublima el ser y lleva a la contemplación de Dios dador de todos los dones. ¿Sabes? quizá estudiar o tocar el piano no te convierta en un pianista consumado, o en un genio, pero te aseguramos que además de ser divertido, además de activar serotonina y endorfinas, tomar clases ONLINE le vendrá muy bien a tu cerebro. Anímate y no lo pienses más. Muchas personas creen que porque ya tienen 50, 60 ó 70 y más ya no pueden, ya se les pasó el tiempo. Pero lo que demuestran muchos y muchas que comenzaron a esas edades, es que no importa lo que no hiciste.
Importa lo que comienzas a hacer hoy, aquí y ahora. No hay pretexto. Sí se puede. Muchos y muchas con esclerosis, con artritis, con cáncer, con dolores están pudiendo experimentar que la música libera, que la música mejorará seguramente la calidad de su vida. Así que ánimo y anímate a las clases ONLINE. Lo único que necesitas es tener un teclado o piano, tu celular y la motivación para hacerlo: Tú mismo, tú misma.